Sonríes levemente cuando te despierta un precedente.
Una decena de cenas contigo parecían ser
más que suficientes para que el cristal a través del cual miras
se tiñera del mismo color de siempre.
¿Qué es lo que te detiene?
Nada.
Siembra realidad, y crece fantasía, muy lentamente,
y cierras los ojos y duermes.